miércoles, 18 de marzo de 2009
Club D´Essai (Porto Alegre)
Eduardo escribió de Porto Alegre. Carlitos contestó de Buenos Aires. Así fuimos conectándonos a lo largo de unos cuantos meses, hasta llegar a pensar que ya nos conociamos. Desde el comienzo tuve la sensación que algo raro se acercaba. Que no podia preguntar que era, bajo el riesgo de romper el hechizo. Presentamos una muestra de la que no sabíamos nada, solo tuvimos confianza en la confianza del artista. Que era un misterio, sin duda. Ahora..¿que clase de misterio? ¿Que imágen tendría?. No importa la imagen si se siente la savia del árbol que tampoco se ve siendo semilla.
Me hicieron colaborar, y me sentí colaborando, a muchos kilometros de distancia, de algo que iba a importarnos mucho. Y que salga como salga, llegué a pensar. Total, hasta aqui ya estoy hecho....
Desde Retiro hasta la galeria hablamos de futbol. Llegaron Eduardo y Carolina y se sentaron a armar su rompecabezas hiperpoetico e imprevisible y desplegaron sus papeles y sus cajas tan tranquilamente que asustaban. Armamos el montaje naturalmente, como quien va mirando panaderos flotar. Y la tarde se hacia noche y el misterio tomaba la forma de un laberinto cálido, de un camino de piedras para cruzar un río, de un equilibrado cosmos telúrico.
Cada caja tenia un contenido y llevaba una foto. Jamas supe lo que había adentro. Las fotos eran los paisajes elegidos por los visitantes, que se representaban en ellos y los habitaban. Eran suyos, indudablemente, antes que la muestra comenzara. Y Eduardo-chaman dió las sagradas instrucciones. Cada mano que llevaba una caja explicaba el misterio. No el de la obra. El del tiempo.
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